El
racionalismo propone a la razón como única fuente de la verdad, es
el sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en la
adquisición del conocimiento, en contraste con el empirismo, que
resalta el papel de la experiencia, sobre todo el sentido de la
percepción.
Para
los racionalistas, por medio de la razón se pueden conocer
proposiciones fundamentales que permitan descubrir por deducción la
verdad.
Descartes
utilizará la razón para juzgar y analizar aquellas cosas que piensa
que son verdad para así, hallar verdades absolutas, de las cuales no
se pueda dudar, sobre las que construir el edificio del conocimiento
destruido anteriormente. En este proceso de hallar las verdades el
primer paso debe ser dudar de todo lo que creamos y rechazar
inicialmente todo aquello de lo que sea posible dudar, la duda
metódica.
La
duda metódica surge como forma de rebatir el escepticismo y poder
hallar una verdad evidente en la que fundamentar su filosofía. Para
conseguirlo, Descartes se pone en la piel del escéptico y duda de
todo conocimiento adquirido hasta la fecha. De esta forma, y
siguiendo el criterio de verdad, podrá descartar todas las ideas que
presenten duda y quedarse únicamente con las claras y distintas e
incapaces de ser sujeto de discusión con los escépticos.
Esta
duda se centrará principalmente en tres aspectos. El primero, dudar
sobre la fiabilidad de los sentidos. A pesar de que los sentidos nos
ponen en contacto con el mundo material y nos proporcionan un
conocimiento de cosas que solemos aceptar como verdadero, a veces nos
engañan, como ocurre con los espejismos. Como no sabemos que los
sentidos nos están engañan o no, pues, Descartes opta por
considerar todas las percepciones como falsas y así nunca tomará
algo falso por verdadero.
El
segundo, la dificultad de distinguir la vigilia del sueño. Descartes
es consciente de haber tenido sueños que en su momento parecían
reales, por esto, le surge la duda de si está despierto o soñando.
Descartes duda hasta si lo que está viviendo es sueño o no, porque
sus sueños son como la realidad e incluso siente las mismas
sensaciones al igual que si estuviese despierto. Incluso duda de la
existencia del mundo al pensar que puede ser un sueño.
Por
último Descartes añade un tercer factor de duda, el genio maligno.
La función del genio maligno sería la contraria a la que tendría
Dios, es decir que nos equivoquemos y caigamos en el error.
La
duda radical nos lleva a rechazar el conocimiento en su totalidad,
desde las percepciones más remotas, pasando por la existencia del
mundo, hasta las mismas verdades matemáticas.
En
conclusión, la duda metódica es una parte fundamental de la
filosofía de Descartes pues implica el descubrimiento de la primera
verdad, “pienso, luego existo” (cogito, ergo sum), a través de
la cual desarrollará el conocimiento y podrá demostrar la realidad
extramental. Pero esa misma duda metódica no se aplica a la moral
puesto que el mismo Descartes rechaza la duda en el actuar: no actuar
es pecar de omisión, caer ciertamente en la pereza pues siempre hay
que hacer alguna cosa.
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