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martes, 4 de agosto de 2015

La duda metódica

El racionalismo propone a la razón como única fuente de la verdad, es el sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, en contraste con el empirismo, que resalta el papel de la experiencia, sobre todo el sentido de la percepción.

Para los racionalistas, por medio de la razón se pueden conocer proposiciones fundamentales que permitan descubrir por deducción la verdad.

Descartes utilizará la razón para juzgar y analizar aquellas cosas que piensa que son verdad para así, hallar verdades absolutas, de las cuales no se pueda dudar, sobre las que construir el edificio del conocimiento destruido anteriormente. En este proceso de hallar las verdades el primer paso debe ser dudar de todo lo que creamos y rechazar inicialmente todo aquello de lo que sea posible dudar, la duda metódica.

La duda metódica surge como forma de rebatir el escepticismo y poder hallar una verdad evidente en la que fundamentar su filosofía. Para conseguirlo, Descartes se pone en la piel del escéptico y duda de todo conocimiento adquirido hasta la fecha. De esta forma, y siguiendo el criterio de verdad, podrá descartar todas las ideas que presenten duda y quedarse únicamente con las claras y distintas e incapaces de ser sujeto de discusión con los escépticos.

Esta duda se centrará principalmente en tres aspectos. El primero, dudar sobre la fiabilidad de los sentidos. A pesar de que los sentidos nos ponen en contacto con el mundo material y nos proporcionan un conocimiento de cosas que solemos aceptar como verdadero, a veces nos engañan, como ocurre con los espejismos. Como no sabemos que los sentidos nos están engañan o no, pues, Descartes opta por considerar todas las percepciones como falsas y así nunca tomará algo falso por verdadero.

El segundo, la dificultad de distinguir la vigilia del sueño. Descartes es consciente de haber tenido sueños que en su momento parecían reales, por esto, le surge la duda de si está despierto o soñando. Descartes duda hasta si lo que está viviendo es sueño o no, porque sus sueños son como la realidad e incluso siente las mismas sensaciones al igual que si estuviese despierto. Incluso duda de la existencia del mundo al pensar que puede ser un sueño.

Por último Descartes añade un tercer factor de duda, el genio maligno. La función del genio maligno sería la contraria a la que tendría Dios, es decir que nos equivoquemos y caigamos en el error.

La duda radical nos lleva a rechazar el conocimiento en su totalidad, desde las percepciones más remotas, pasando por la existencia del mundo, hasta las mismas verdades matemáticas.


En conclusión, la duda metódica es una parte fundamental de la filosofía de Descartes pues implica el descubrimiento de la primera verdad, “pienso, luego existo” (cogito, ergo sum), a través de la cual desarrollará el conocimiento y podrá demostrar la realidad extramental. Pero esa misma duda metódica no se aplica a la moral puesto que el mismo Descartes rechaza la duda en el actuar: no actuar es pecar de omisión, caer ciertamente en la pereza pues siempre hay que hacer alguna cosa.

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