La forma de educar de
Platón es muy diferente a la de los sofistas. Para los sofistas,
educar es transmitir todos los conocimientos que tiene el educador al
educado el cual adopta una postura pasiva, meramente de recepción de
la información puesto que el conocimiento no es innato. Sin embargo,
Platón no comparte esta forma de educar, según él, en el alma de
cada persona existe desde antes del nacimiento conocimiento, teoría
de la reminiscencia, que solo tiene que ser orientado de forma
correcta hacia el mundo de las ideas. Por lo tanto educar para Platón
es guiar y orientar el alma del educado hacia lo verdadero y lo bueno
alejándola del mundo sensible y material, y dirigiéndola hacia el
conocimiento de la Ideas. Educar no solo significa aumentar los
conocimientos, sino también desarrollar una alta calidad moral,
introducir armonía y orden internos en el alma mediante un proceso
de ascensión al mundo inteligible, como ocurre en el mito de la
caverna.
La educación debe lograr
encaminar el alma del alumno en dirección a lo inteligible para
llegar al conocimiento del Bien, que es el final de la educación.
Este proceso no es fácil, tiene muchos obstáculos y dificultades.
La educación empieza con el aprendizaje de las matemáticas, para
que el cuerpo se vaya acostumbrando, y continuará con la dialéctica,
ciencia suprema acerca de las ideas y sus relaciones.
La
educación según Platón está enteramente al servicio de la
organización de la sociedad y de la vida política. Con la educación
se logra formar individuos capaces de gobernar el Estado, cuyos
objetivos no sean gobernar en beneficio propio sino en beneficio de
todos los demás. Una vez que estos individuos hayan alcanzado el
conocimiento de lo verdadero, bueno y justo, tendrán que volver al
mundo sensible, aunque no quieran, para hacerse cargo del Gobierno
del Estado. Los más preparados para esta tarea son los filósofos
que son los que han alcanzado el conocimiento de lo que es justo y
bueno, teoría del filósofo gobernante.
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